Filosofía Educativa Personal


“Mientras estaban comiendo, Jesús tomó pan y, después de pronunciar la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo: ‘Tomen, esto es mi cuerpo’. Después tomó una copa, dio gracias, se la entregó y todos bebieron de ella. Y les dijo: ‘Esto es mi sangre, sangre de la alianza, que será derramada por una muchedumbre.”  ( Mc 14, 22 – 24 )

Filosofía Educativa Personal
Tomando esta lectura como base y centro de mi forma de percibir la educación, reconozco la docencia como una forma de Eucaristía. Quienes enseñamos estamos llamados, de un modo similar a la acción de Cristo en la Eucaristía, a tomar, agradecer, bendecir, partir y dar.
Tomar
Hay una doble dimensión del “tomar” en nuestra labor docente. Primero, el tomar y valorar nuestro ministerio docente como una vocación, o sea, como una llamada de Dios a servirle de una manera especial. Dios nos llama a atender a los estudiantes, a quienes debemos reconocer como hijos de Dios. Segundo, la tarea de alentar a nuestros estudiantes para que tomen del trabajo de nuestras manos.
Agradecer
El centro de la liturgia es la acción de gracias, el centro de aquello por lo cual debemos “agradecer” son nuestros estudiantes. No hay maestros sin estudiantes. El reconocimiento de quienes somos y lo que somos está en función de nuestros estudiantes. El agradecimiento es pieza central de nuestro ministerio. Si aplicamos este diariamente a nuestra enseñanza se lo contagiaremos a nuestros estudiantes. El ayudar a nuestros estudiantes a tomar conciencia y agradecer la bondad de Dios los llevará a tener un crecimiento espiritual y personal.
Bendecir
Debemos ser una “bendición” en la vida de nuestros estudiantes y compañeros, mostrándoles caridad, alegría, paz, paciencia, comprensión, bondad, etc. El maestro como modelo ( moral, social, espiritual y personal ) pone de manifiesto el impacto total de nuestras vidas en nuestros estudiantes. Bendecir está relacionado con felicidad. Esta relación implica que nosotros, como maestros, debemos crear un ambiente en el cual nuestros estudiantes experimenten felicidad.
Partir
Se basa en el “partir” que se efectúa para que todos puedan compartir. Nuestros estudiantes no aprenden todos de la misma manera. Al preparar nuestras clases o planificaciones debemos ser capaces de partir nuestros temas y métodos de tal forma que todos nuestros estudiantes puedan recibir la enseñanza que queremos impartir. Debemos usar métodos diversos de enseñanza para beneficiar a todos los estudiantes. Las clases deben ser variadas, actuales y atractivas para los estudiantes.
Dar
Nuestra creatividad y entusiasmo aplicado a la preparación y la ejecución de la clase son condiciones necesarias para que los estudiantes aprendan. Como maestros debemos “dar” lo mejor de nosotros en cada momento que compartimos con  nuestros estudiantes. Debemos dar a nuestros estudiantes la oportunidad y la motivación necesaria para que ellos adquieran el conocimiento y desarrollen al máximo su potencial académico recibiendo una educación integral digna de los hijos de Dios.